“Nuestras Constituciones quieren que seamos hombres crucificados al mundo, para los que el mundo está crucificado: hombres nuevos, despojados de sus propios afectos para revestirse de Cristo; muertos a sí mismos para vivir para la justicia.”
P. Ribadeneira, SJ.
Prólogo de la primera edición de las Constituciones de la Compañía de Jesús.
Roma, 1559.