Por
Sergio Treviño Barrios nSJ
Hace
poco más de un año, me encontraba caminando por veredas junto a dos
rarámuri, Lázaro y Rosenda, camino al rancho de Borachique en la
Sierra Tarahumara, Chihuahua. Ir con ellos fue la primera y también
la última actividad que realicé durante mi prenoviciado en
Samachique.
Salimos
de Samachique rumbo a Borachique temprano por la mañana. Yo iba
lleno de ilusiones y felicidad, no sabía lo que en el camino me
esperaba. El Señor me fue impresionando con los paisajes, los
cultivos de maíz, la alegría de Lázaro y Rosenda, la belleza de
Dios en todo y en todos. La historia anhelada para un prenovicio
soñador como yo: el superhéroe caminando en la misión. Parecía el
día perfecto hasta que ya no pude seguir caminando. De regreso a
Samachique me iba deteniendo cada 5 minutos, Lázaro y Rosenda se
preocuparon, pero por mi orgullo no les decía que ya no podía más.
Llega un punto en el que el cuerpo se rinde y no queda nada más que
el espíritu. Mi cuerpo se rindió, mi ideal del superhéroe se
rompió y aquí la realidad me tocó. Lázaro con ese cariño y
sinceridad tan particular, se me acercó y como un hermano a otro,
aunque llevábamos horas de conocernos, me dijo “wériga” que
significa: no te rindas. Después llegamos a Samachique, ese día
confirmé mi vocación que es acompañar, fui consolado por un
encuentro con Dios en el rostro y palabras de los rarámuri, y recibí
la invitación a seguir caminando con la confianza puesta en
Dios.
Lázaro
y Rosenda, a partir de ese día se convirtieron en mis acompañantes
en la vida, en la vocación y en el prenoviciado. No tengo
suficientes palabras para agradecerles todo lo que vivimos, pues
reímos, discutimos, fuimos a fiestas y tomamos juntos teswino. En
nuestro corazón siempre estará Basigochito, el letrero que está 5
minutos antes de entrar a Samachique. Basigochito son las lágrimas
de consolación por llegar a la meta de todos los días, la confianza
en Dios y en nuestros pasos. Así que para mí este lugar es donde
empecé y terminé el prenoviciado, y es el recuerdo de una alegría
de profundo amor y agradecimiento a aquellos para quienes es mi
vocación. Déjate impresionar por el Señor. Matetera ba
(Gracias).
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