lunes, 13 de mayo de 2013

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO


Prepararme para el encuentro: A uno o dos pasos del lugar donde debo meditar, ponerme de pie, por el tiempo de un Padre Nuestro. El espíritu vuelto hacia lo alto, considerar cómo Dios nuestro Señor me mira… y hacer un acto de acatamiento y humildad.


Ponerme en presencia de Dios: Yo, con todo lo que soy, totalmente; con mis grandezas, mis límites, mis preocupaciones, como estoy en este momento: cansado, feliz, con el corazón pesado, con todo mi deseo de orar.


Oración Preparatoria: Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas al servicio y alabanza de su Divina Majestad.


Fruto: Reconocer que Dios ha estado acompañándome a lo largo de mi vida. Que gracias a Él estoy vivo, que en los momentos difíciles ha estado conmigo. Que siempre ha sido la fuente de mi vida.


Meditación:

El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.


Puntos a Meditar:

¿Qué me evoca en mí esta meditación? ¿Cómo toca este punto mi historia personal? Dejar que vayan apareciendo las imágenes. Dejar que resuene todo el alcance en mi historia, traer a la memoria los hechos, mi realidad.

¿Qué es lo que comprendo de esta meditación? Reflexiono. Busco con mis capacidades de comparar y razonar las cuestiones que esta meditación plantea en mi vida, o las imágenes de Dios que me replantea.

¿Cómo me impulsa esta oración a vivir? ¿Qué es a lo que me lleva a vivir o expresar el Señor? Tocar mi corazón: ya sea espontáneamente, ya sea por voluntad, de la meditación brota amor, reconocimiento u otros sentimientos y se los digo al Señor, de corazón a corazón.

Coloquio: Propiamente hablando, así como un amigo habla con otro, así como un siervo a su Señor: cuando pidiendo una gracia, cuando culpándose por un mal hecho, cuando comunicando sus cosas y queriendo consejo de ellas.

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